Diariamente y como
consecuencia de la globalización los países industrializados, y los que están
en "vías de desarrollo", están más conscientes de que se ha llegado a
una "economía de servicio". Bajo este nuevo esquema el sector terciario
cada día tiene más vigencia. De ninguna manera esta afirmación se debe entender
como que la tercerización sustituya al sector industrial. En los últimos
tiempos la tendencia más sobresaliente reafirma la de recurrir cada vez más a
terceros para realizar trabajos que antes eran funciones típicas de las mismas
organizaciones y/o instituciones que formulan la solicitud. La razón de fondo
para la tercerización es claramente económica. Los entes mencionados
anteriormente han venido comprobando que pueden gestionar sus negocios con
menores costes si trabajan con terceros que si lo hacen con equipo propio,
además de que los procesos productivos que se realizan en diversos países del
planeta, representan una ventaja al aprovechar los precios más bajos de la mano
de obra. Comparando con los otros sitios del orbe, los salarios de los países
ubicados en el eje Asia-Pacífico o de cualquiera nación de Latinoamérica, son
mucho más bajos que los pagados en los países industrializados. Los cambios que
han venido ocurriendo en el ámbito de los protagonistas productivos, son muy
distintos a los de otrora, por cuanto lo que se está percibiendo es una
transformación transversal a los tres sectores que tradicionalmente se han
denominado: primario, secundario y terciario y, -simple y llanamente- representa
una tercerización del conjunto de las actividades productivas. En consecuencia
el elemento de servicio y calidad que deben caracterizar este proceso se
convierten en esenciales.
Con estas realidades, las
organizaciones de aprendizaje -en la gran mayoría de los países
industrializados y en algunos en "vías de desarrollo"- han tenido que
rediseñar sus procesos, debido a que las exigencias cada vez más complejas del
mundo globalizado reclaman un "producto final" altamente competitivo
y por tal motivo la calidad del servicio prestado ha adquirido un lugar
decisivo en la batalla de la sobrevivencia. Así como en las empresas la
evolución significativa del enfoque de calidad ha cambiado drásticamente,
también en las estructuras de bienes y servicio han ocurrido estas
transformaciones. Hoy día en las organizaciones y/o instituciones de
aprendizaje se aplica con el mismo criterio empresarial, entre otros los
siguientes componentes de calidad: desde el simple control de conformidad del
producto a su salida, la calidad ha pasado a la progresiva implementación de
una política de calidad, incluyendo algunos aspectos acerca de la garantía del
proceso. La relación con el cliente -tanto interno, como externo- es
determinante. Ya no se pueden considerar como clientes anónimos, estandarizados
si no hay una visión: se trata de un cliente personalizado. "Lo hecho a la
medida es prioritario". ¡LOS RIESGOS DE LA FALTA DE CALIDAD PASAN A SER
OBJETO DE UNA VIGILANCIA CONSTANTE!
En lo concerniente de los
países de la América Hispana, muchos de los representantes de los diferentes
sectores empleadores -tanto públicos como privados- consideran que los
profesionales que están egresando de las instituciones de educación superior no
están al día en sus conocimientos y competencias con los nuevos saberes y las
nuevas tecnologías; por consiguiente se hace necesaria una revisión profunda de
los diferentes diseños instruccionales, con la finalidad de actualizarlos y
estar cónsonos con las expectativas de los empleadores. Otros de los comentarios
que abundan en las empresas nacionales es aquél que se refiere a que se ha
venido destinando mucho dinero en los programas de capacitación y desarrollo,
pero no existe -a ciencia cierta- una determinación anticipada de cuáles han de
ser los resultados; por estas razones se requiere revisar completamente los
criterios de la excelencia y de la calidad de los programas de desarrollo del
factor humano, con la finalidad de adecuarlos a las nuevas exigencias
mundiales. Sin lugar a dudas, existe un gran reto: ¡EL DE LA CALIDAD DE LA
FORMACIÓN DE LA GENTE! En todos los ámbitos en donde se está formando se
necesita una nueva reorientación que garantice la capacitación de profesionales
altamente competitivos, con calidad en el adiestramiento y, que sobre todo
estén orientados a una economía y cultura de servicio, sin perder de vista que
el "valor de un producto de desarrollo de factor humano, no se debe medir
por sus costes de transformación".
Lo que sí es importante es
el valor de uso, es decir, el valor agregado que aporta el capital intelectual
y tendente a evaluar este componente, todo proceso de aprendizaje debe dar
respuestas a las siguientes inquietudes: ¿Permite que quien prescribe la
formación disponga a su debido tiempo de las competencias necesarias? ¿Son
transferibles las competencias? ¿Cómo se pueden mantener esas competencias?
¿Son posibles las conexiones entre las competencias? ¿Se produce un número
suficiente de competencias? ¿Permiten adquirir otras competencias? Fácilmente
se puede agregar un sin número de preguntas a las expresadas anteriormente, las
cuales todas podrían testimoniar, que en todo proceso de aprendizaje se debe
preocupar por la calidad y la satisfacción de las expectativas razonables de
los clientes.
Los procesos de aprendizaje
no se pueden contentar con ser eficaces en relación con los objetivos
formulados por los facilitadores, sino que tienen que ser pertinentes con las
necesidades de los clientes. Éstos en un sistema de formación, no son un actor
único y homogéneo, se trata en consecuencia de un "sistema cliente"
cuyas tres columnas principales son: a) los "policy-markers" (la
misión de éstos es adoptar o influir en las decisiones que afectan a las
políticas y orientaciones de los procesos de aprendizaje); b) los prescriptores
de la formación ( en este grupo se encuentran las actrices y actores que pasan
directamente solicitudes de acciones de desarrollo y capacitación para obtener
las competencias que requieren las organizaciones y las personas) y c) los
participantes (constituidos por las personas o grupos que, según las diferentes
modalidades, están en situación de adquirir o desarrollar su propias
competencias (básicas y especiales) individuales o colectivas.
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