Muchos expertos en capital
intelectual han venido asociando el éxito de la administración organizacional a
sus siguientes tres tipos: a) Capital de Inteligencia Operacional: el cual está
relacionado a la arquitectura y al uso elevado del sentido pragmático tendente
a la estructuración de un liderazgo eficaz y de equipos autónomos de alto
rendimiento, que coadyuvan a la gestión gerencial tanto privada como pública, a
la productividad en el entorno laboral, a la lucidez en las transacciones
económicas/políticas, en fin, a saber establecer un estilo de actuación de
"ganar/ganar"; b) Capital de Inteligencia Racional: que es el
establecimiento de un modelo de comunicación, verbal, escrita y corporal, por
medio de la instauración de representaciones clasificatorias de la información,
tendente a estimular una actitud científica para los trabajadores y por
supuesto de la organización que quiere aprender y c) Capital de Inteligencia
Emocional: interpretándose como tal la edificación de la sensibilidad, unas
relaciones humanas venturosas, el humor como herramienta de interacción, el
control emocional, la estética, la espiritualidad, la visión sistémica y
holística, una visión de futuro creíble y, la creatividad para encontrar vías
estratégicas para el éxito en las tres aristas del éxito personal:
"saber-tener-ser".
Estos tres tipos de capital
intelectual, han venido edificándose desde la niñez bajo la influencia
dominante de la madre o quien haga las veces de su remplazo físico, orientando
la conducta social hacia tres tipos de actores en los siguientes escenarios
sociales: a) el oficial: establecido por la supremacía de la inteligencia
operacional, en otras palabras es el que administra o gobierna todos los
subsistemas en conjunto de las organizaciones. Explicado de otra forma es el
dueño de la situación, del "aquí y del ahora".
Debido a que predomina la
inteligencia operacional, se decide fundamentalmente con el cerebro central; b)
el antioficial: en este tipo la influencia dominante es la inteligencia
racional, en consecuencia, refuta, hace oposición, "invade" al grupo
oficial (manifestando una posición de estar muy perspicaz, con mucha actividad,
renovado, le gusta la competencia y sobre todo es muy crítico); está
influenciado por el cerebro izquierdo; y c) el oscilante: establecido por la
influencia de la inteligencia emocional; es el imparcial, el dependiente, con
muy poca autonomía en su actuación, pero sirve de mesura y de sustento de
sobrevivencia entre los dos grupos anteriores; tiene un alto grado de
contribución con cualquiera de los grupos dependiendo de las circunstancias. Es
el cooperador ideal. Su alineamiento está condicionado por el cerebro derecho.
Las personas o grupos en
donde predomina el cerebro central ("práctico-operacional")
manifiestan una gran tendencia hacia el estilo oficial y sobre todo muy
conservadoras, en los negocios, en la política, en la competencia de mercado y
del poder. Reafirmando su inclinación hacia directores ejecutivos y a
enriquecerse. Mientras los que tienen influencia del cerebro izquierdo (cuyo
proceso es "lógico-crítico") tienen una preferencia marcada hacia la
existencia antioficial, innovadora, audaz, competidora, que solamente se torna
crítica en situaciones de gran disfuncionalidad entre los tres tipos de
capitales.
Pero si alcanzan posiciones
dentro del grupo oficial, se convierten en directores ejecutivos enriquecidos;
pero de no suceder esto -y de mantenerse en el lado contrario- se transforman
en líderes de la oposición y sobre todo poco acaudalados. Por otro lado, en
aquellos que actúan con una posición pendular, de aguardo, queriendo más la
cooperación que la competencia, impera el proceso "intuitivo-místico"
producido por el cerebro derecho. Indiscutiblemente en cualquier tipo de
organización se convierten en personas o grupos eficientes y se vuelven
necesarios, pero jamás llegan a ocupar cargos de liderazgo y, mucho menos de
riqueza (que son los beneficios muy marcados de los grupos oficiales y antioficiales).
Estas tres estructuras
cerebrales se encuentran en permanente interacción en las familias, los grupos,
las empresas y por supuesto en las naciones, combatiendo siempre por fuentes de
recursos, de producción y acumulación de medios materiales que le garanticen al
máximo la sobrevivencia, manteniendo la red y su proceso de tensión en los
mercados por medio de los elementos satisfactores, produciendo corrientemente
conflicto, explosión o transformación. Este estado de tensión es producido
normalmente en las organizaciones en donde además de predominar el grupo
oficial, existen clanes familiares y creen que este estilo de actuación de un
proceso usuprestante, es el camino innovador más recomendable.
Como consecuencia de esta
forma de gestionar las "innovaciones y procesos creativos" se quedan
cortos en relación de satisfacer las expectativas razonables del mercado y se
produce en las organizaciones una carrera precoz hacia el "envejecimiento
organizacional" y -por ende- la desaparición de las mismas, por no existir
grupos antioficiales que garantizan la alternabilidad de poder, que siempre ha
sido una gran riqueza estratégica de desarrollo.
El comportamiento de cada
una de las personas o grupos con predominio de alguno(s) de los tipos de
capital anteriormente descrito(s), puede ser "positivo/proporcional"
o "negativo/desproporcional", lo que influye grandemente en dichos
grupos en sus características, en la fijación de metas, tipo de comunicación
(teórica y factual) que son utilizadas normalmente en las relaciones tríadicas.
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