viernes, 4 de mayo de 2018

La Trampa del Pensamiento Lineal


Los humanos somos seres que aprendemos y en este aprender vamos conservando o cambiando un mundo que surge constantemente de las interacciones que efectuamos entre nosotros. Este construir colectivo es un proceso biológico natural cuando se realiza por medio de situaciones de con sensualidad, estableciendo dominios de conducta a través de interacciones recursivas que están determinadas por los cambios estructurales coherentes que en ellos se producen debidos a su propia plasticidad estructural.

Aprender en el educar como proceso biológico natural y normal se constituye cuando niños, jóvenes y adultos conviven con el otro creando espacios de convivencia donde sus maneras de vivir se van haciendo cada vez más congruentes. Esto se construye sobre la base de aceptarse y respetarse a sí mismos, aceptando y respetando a los otros. Por lo tanto, la educación es convivir con el otro en respeto y dignidad. (Maturana, Humberto. 1999).

Por el contrario, cuando el mundo que se construye no es sobre la base de la con sensualidad sino de la imposición y la violencia, del no respeto por el legítimo otro que se manifiesta en profundas diferencias sociales, deviene opresión de unos por otros, guerras y marginalidad que se acompañan de una educación que estimo no natural y no normal porque reproduce esta forma no social de vida.

Al reproducir la educación estas formas de relacionarse de los humanos en su no aceptación mutua y desconocimiento de la dignidad de cada uno, el aprendizaje no transcurre como un proceso biológico porque no es capaz de construir espacios de convivencias y los seres humanos se van haciendo cada vez más incongruentes, distantes unos de otros, competitivos, agresivos, buscando el éxito personal construido sobre la base de la derrota del otro.

El pensamiento lineal

El aliado principal en la educación en todos sus niveles -y en particular en las universidades- que transmiten formas de convivencia no sociales en el sentido que no son solidarias y de respeto mutuo, es lo que se denomina pensamiento lineal.

Esta forma de pensar implica sólo una mirada local, cercana al problema que se analiza, creyendo encontrar las causas y relaciones que originan los problemas desde la inmediatez de su cercanía, teniendo presente las propiedades de esos procesos que le dan origen de acuerdo sólo a ciertos cambios necesarios en su entorno inmediato. El observador que trata de explicar un proceso puede incluso ser capaz de observar desde distintos dominios cognoscitivos, pero por lo general son todos ellos locales, porque sólo atiende y comprende esas relaciones locales y no las configuraciones sistémicas que en realidad le dieron origen.

El pensamiento y la acción local es incoherente y no se corresponde con las coherencias sistémicas. Es por ello un pensamiento falso que destruye la convivencia humana porque construye formas de pensar y empuja a la acción fuera de la lógica sistémica al que el o los problemas pertenecen.

Esta forma de pensar raya en el enfoque computacionalista de pensar que niega la conciencia como algo fundamental para la cognición, y negar la conciencia, es decir el "yo" en el aprendizaje es negar al mismo tiempo la existencia de puntos de vistas coherentes, unificados y constantes desde donde pensamos, percibimos y actuamos. Ello facilita la consagración del pensamiento lineal porque impide observar los procesos humanos en el marco de sus relaciones lógicas estructurales. (Varela, Francisco. 1996).

La trampa principal del pensamiento local radica en su efectividad operacional en la construcción del hacer, en su dinamismo en el fabricar, en su capacidad del diseño ingenieril. El pensamiento lineal es atractivo porque sólo pone atención a sus tremendas capacidades operacionales concretas, resaltando con ello la racionalidad causal local porque la ve como el único origen de la eficacia y efectividad del quehacer cotidiano. Pero es un pensamiento tramposo porque pierde de vista el contexto relacional sistémico donde sólo tiene sentido lo local. Olvida que el sentido de lo local se adquiere en la medida que se lo entiende integrado a una totalidad del cual forma parte. No hay que olvidar que lo local es la manera de existir de determinados atributos de la totalidad.

El pensamiento lineal ha transformado a la competencia como si fuera un fenómeno biológico natural, como si fuera el fundamento de la conducta social, haciéndonos olvidar que la sociedad es la naturaleza del ser humano, donde en convivencia, solidaridad y cooperación encontró siempre todo lo que lo humanizaba. El paso de la emulación cooperadora a la competitividad que ignora al otro y su correlato en la forma de pensar, - el pensamiento lineal-, transformó a la competitividad de fenómeno cultural a un fenómeno biológico constitutivo de la naturaleza humana.

La competencia es antisocial: ella ha creado abundancia para algunos y miseria para la mayoría; ha permitido la producción con apropiación exclusiva de pocos que enriquece a algunos y empobrece a muchos; es la causa principal del agotamiento del mundo natural por apropiación competitiva. La apropiación privada es un acto de exclusión y no de respeto de las necesidades del otro, desconociendo la legitimidad del otro sobre esa misma propiedad. El pensamiento lineal encubre todo esto con terciopelos de racionalidad, justificando como si fueran naturales las grandes concentraciones de riquezas y las guerras que se realizan para acrecentarlas y defenderlas, y reprimir a aquellos que se levantan en su contra desde el dolor y la desesperación de su marginalización y atropellos a su identidad y dignidad.

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